La realidad que están viviendo los casi dos millones de personas que viven en Gaza no se puede describir. Por más que sepamos que viven encerrados entre un inmenso muro y navíos de guerra, sobrevolados por F16 y helicópteros apaches, y pisoteados por jeeps y tanques Merkaba. No hay sólo un centímetro cuadrado en toda la Franja donde uno pueda sentirse seguro.

Esta jaula de experimentación, cerrada y bombardeada, además impide el acceso a agua, comida, medicinas, o energía, nada queda en Gaza.

Si esta situación ya es horrible, además hay que añadir la falta de personal ni siquiera para encontrar a los muertos, identificarlos o enterrarlos, socorrer a los heridos, atenderlos en hospitales o distribuir comida. Los heridos se mueren por las calles, las ambulancias que quedan son bombardeadas, los médicos y enfermeros son asesinados, la crisis de pánico de los niños y niñas que son bombardeados cada hora no tiene precedentes. Todo tiembla en Gaza, casi dos millones de personas sobreviviendo al mayor genocidio nunca cometido. No hay palabras para describir este inmenso horror y terror humano, y si no hay palabras para describirlo no puede existir ninguna excusa para ejecutarlo.

Los agresores se delatan por justificar sus actos, eso hace Israel al justificar la mayor matanza humana nunca conocida; las cifras no son válidas, no hay nadie que pueda saber en Gaza realmente cuántos muertos hay, ni cuántos heridos, ni cuántos muriendo ahora mismo. Nadie analiza ni cuenta el impacto de los cientos de misiles que Israel ha disparado en Gaza; misiles que destruyen edificios en un perímetro de 200 metros de donde impactan, unos misiles que desconocemos qué contienen, y no será la primera vez que usen uranio empobrecido y material radioactivo. Nadie lo puede saber, no hay observadores de la ONU, no hay nadie que lo pueda averiguar y si existiera también sería aniquilado.

El agresor niega que esto sea una crisis humanitaria, no puede serlo porque para el agresor los palestinos NO son seres humanos. El agresor dice que este genocidio se llama derecho de autodefensa. El agresor no permite que haya periodistas en Gaza, así puede engañarnos mejor. El agresor destruye emisoras de radio y televisión, y conexiones de Internet, y líneas telefónicas. El agresor quiere exterminar a los palestinos que viven en Gaza y les impiden cualquier oportunidad de decirlo.

Esta violencia permitida por el silencio cómplice de la comunidad internacional y que dura más de 100 años, parece estar en su penúltimo capítulo. En estos momentos históricos sólo la población mundial puede hacer algo para detener este genocidio. La población mundial tiene la obligación moral y humana de denunciar, señalar y tomar las medidas necesarias contra Israel, que apoyado por el 80% de su población está llevando a cabo la solución final de este campo de exterminio.

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